Un belén como otro cualquiera

Toda la obra se ha levantado como si fuera un belén en el que las figurillas –desde las nubes del cielo hasta los pequeños objetos y personajes– se disponen y se ensamblan unas a otras tratando de seguir la técnica del puzzle. 

El origen de los cuentos fue ir felicitando la Navidad a mis amigos. Comencé a escribirlos en 2015. Algunos de ellos te los fui mandando. Efectivamente, todos conducen al mismo sitio aunque desde ópticas diferentes; desde personajes reales del primer Belén de la historia hasta personajes reales de otras épocas… Es muy heterogéneo. Desde uno de los pinceles con que Murillo pintó su “Sagrada Familia del pajarito”, pasando por el cronista de la Odisea de Ulises, un payaso de circo, una profesora de primaria, un torerillo desesperado o un gitano condenado a cadena perpetua. Todos tienen ese valor tan navideño de la familia como telón de fondo. Y, en ese sentido, se puede considerar cada cuento como una figurilla de un belén.

Cada capítulo no parece guardar relación con el resto pero pretende ser un fragmento más de una “construcción casera” cuyo telón de fondo es quizá esa visión positiva de la vida que tanta falta nos hace en nuestra sociedad actual. Visión optimista aunque, en ocasiones, se esconda por contraposición tras una máscara de situaciones duras.