Llevo mucho tiempo escribiendo palabras. Igual siete años es una nimiedad temporal y ese afán por describir y sacar sea una excepción de mi vida cuya existencia no sea más que polvo dentro de un recuerdo el año que viene. No lo sé. Dentro de una hora puede pasar mucho tiempo. He escrito poesía por razones muy distintas: para hacer simples descripciones estéticas, para dejar claras intenciones, para deshacer nudos y para describirlos… Al fin y al cabo siempre quiero mostrar cosas que quiero, incluso La Roca, Impotencia, Adiós o Calles oscuras expresan y valoran cosas que amo.
Entre estas páginas no vas a leer a un erudito que se ha cultivado entre las obras de Borges, Darío, Lorca o Juan Ramón Jimenez y otros poetas que me enseñan en bachillerato, a lo sumo alguno de ellos han llamado mi atención. Puedes considerar que este libro es pobre y no merecedor de tu atención por estas razones y es una crítica válida, lo único que verás son descripciones de un adolescente que te cuenta cómo es él y su entorno.
Si con todo lees esta obra y lo entiendes, significa que has podido conversar con una persona normal como te contaría tu mejor amiga cómo se ha sido su última etapa de vida. Me encantan esas conversaciones.